Vehículos ecológicos
Los
vehículos ecológicos son medios de transporte cuyo uso no afecta negativamente
al medio ambiente.
Los
vehículos ecológicos nacen por el motivo de disminuir las emisiones de gases
contaminantes. Los principales contaminantes lanzados por los automóviles son
dióxido de carbono (CO2), monóxido de carbono (CO), óxido de nitrógeno (NOx),
hidrocarburos no quemados (HC) y compuestos de plomo y anhídrido sulfuroso que
provocan el smog dentro de la ciudad y el calentamiento global.
Según
diversos estudios, el uso del automóvil a nivel global se provoca más de 20%
del total de las emisiones de gases contaminante. Para esto, los científicos y
muchas organizaciones que preocupan esta situación. Con este fondo nace el
protocolo de Kioto que rigen a las industrias del motor para que realicen
cambios considerables en los diseños de cada vehículo con unos tratados de
reducir la emisión de gases contaminantes.
Algunos
Tipos de Combustibles
Tecnología Downsizing: El objetivo de esta tecnología es reducir la
cilindrada (en litros) de un auto y optimizar su potencia (en caballos), consiguiendo
que su consumo sea menor y por lo tanto emita menos contaminantes. Actualmente,
a un modelo el Renault Megane 1.5. dCi 105 CV consume 4.5 litros a los 100
kilómetros, lo que equivale a una emisión de CO2 de 120 gr/Km. En el consumo de
carburante por un coche y, por lo tanto, el nivel de emisiones de CO2 a la
atmósfera también interviene el modo de conducción del usuario, su
mantenimiento mecánico, etc.
Biocombustibles: En
el caso del uso de los bio-combustibles, que son de origen vegetal tenemos el
bioetanol y el biodiesel, como principales alternativas a los combustibles de
origen fósil. Los carburantes derivados del petróleo emiten una cantidad menor
de CO2 a la atmósfera que los carburantes desarrollados a partir de vegetales
(hasta un 6% menos). Sin embargo, en la emisión total de CO2 a la atmósfera de
un vehículo que incluye las fases de obtención-extracción y refino-, transporte
del petróleo y la propia utilización del vehículo, ganan los bio-combustibles
de origen vegetal, ya que, según el principio "del pozo a la rueda",
a la emisión de CO2 de los vehículos con bio-combustible a partir de vegetales,
hay que restarles la absorción del dióxido de carbono de estos mismos vegetales
en el proceso de fotosíntesis. Aunque claro está que los vegetales utilizados
como combustible, durante su crecimiento, no logran absorber la misma cantidad
de CO2 que emiten cuando son carburados por un vehículo, por lo que aquí,
todavía tendríamos una fuente de contaminación considerable.
Pila de combustible de hidrógeno: La
característica principal de una pila de combustible es que, a diferencia de una
batería, no se agota ni es necesario recargarla. La pila de combustible, en una
combustión fría, convierte la energía química en energía eléctrica útil. Las
pilas están compuestas de dos electrodos separados por un electrolito generando
electricidad siempre que se les provea de un combustible y oxígeno. Pueden
utilizar cualquier combustible (los menos dañinos son el etanol y el metanol)
para obtener hidrógeno puro-que no existe en forma pura en la naturaleza-,
aunque esta obtención implica continuar emitiendo CO2 y consecuentemente
contaminación. La opción más idónea para la producción de hidrógeno y no
contaminar, dentro de un vehículo o de forma externa, sería conseguir el
hidrógeno a partir del empleo de energías renovables sin carbono, es decir,
descomponer el hidrógeno utilizando en este proceso energías como la
fotovoltaica, eólica, hidráulica o geotérmica. En tanto no sea así, la producción
de hidrógeno a partir de combustibles fósiles (95% de la producción al día de
hoy) continuaría emitiendo a la atmósfera gases de efecto invernadero como el
CO2 y el monóxido de carbono.
Motores eléctricos híbridos: Al
día de hoy se han desarrollado motores eléctricos híbridos como el Opel
Flextreme con propulsión E-Flex. Estos coches son capaces de circular hasta 55
kilómetros con energía eléctrica acumulada en una batería de litio que puede
ser recargada desde un simple enchufe. Además, para aumentar su autonomía,
poseen un pequeño motor turbodiesel que recarga la batería consiguiendo una
autonomía de 715 kilómetros. La propulsión del vehículo generada por la
electricidad no produce emisiones de gases contaminantes, aunque, en este caso,
para poder conseguir una autonomía razonable, necesita del motor turbodiesel
que sí contamina. Según la compañía, este coche produciría una contaminación
por debajo de los 40 gramos de CO2 por kilómetro, muy por debajo de otros
coches llamados ecológicos. Además esta tecnología permite insertar en el
chasis del coche otros sistemas de propulsión como la pila de combustible,
motores diesel o motores movidos por bioetanol.